#ElPerúQueQueremos

La última frontera [colectiva]

Publicado: 2012-02-07

Claridad conceptual y unidad formal son dos virtudes elusivas y poco comunes en exposiciones colectivas. La reunión de artistas tiende más bien a la dispersión –de calidad y de concepto-. Entre tantas imágenes, lo que termina quedando en la memoria suele ser lo más llamativo y “espectacular”, mas no necesariamente lo mejor. La colectiva La última frontera sortea esos escollos y lo hace tomando un riesgo poco común en el medio. Arturo Kameya (Lima, 1984), Claudia Martínez Garay (Ayacucho, 1983), Gianfranco Piazzini(Lima, 1984) y Stefania Polo (Lima, 1986) han conformado una suerte de “colectivo” que se rehúsa a revelar la autoría de sus imágenes. El resultado es un espacio unificado en tema y en tono que, siguiendo una línea neoconceptualista, funciona como una investigación en proceso, con todas las virtudes y peligros que ello implica.

La exposición abre con un –quizás muy extenso– texto curatorial que, en lugar de describir las obras, ofrece una línea conceptual para acercarnos a ellas. Construimos “ficciones”, se nos dice, convenciones que nos permiten organizarnos, pero las cuales fácilmente devienen en dogmas que norman cómo nos representamos la realidad. La instalación Qué somos, qué hacemos pone sobre la pared y a modo de collage imágenes que evocan elementos químicos. Al hacerlo, el flúor pasa de un inocuo símbolo de tabla periódica a ser uno de los desencadenantes de la explosión nuclear de Hiroshima; igualmente letal es el plomo en la contaminada ciudad de La Oroya en los Andes peruanos. Estos juegos con convenciones representacionales son centrales en la muestra. La instalación Rizoma terráqueo está conformada por un conjunto de libros –El futuro diferente de Alan García, Viaje alrededor de la lunade Julio Verne, libros de historia natural, etc.– cuyos textos han sido intervenidos para formar la imagen de un mapamundi. Pero en lugar de organizar naciones o discursos, la instalación ofrece la imagen de un caótico imaginario colectivo, en el que frases como “desigualdad económica”, “castas” y “libertad” deambulan a la deriva como islas sin país.

Tierra de posibilidadesMar de posibilidadCielo de posibilidad son tres collages de imágenes apropiadas y/o intervenidas que narran las historias de excéntricos proyectos nacionales: los reinos de Galand-Vargaland, el principado de Sealand, o la territorialización y venta en parcelas de la Luna.

Actos igualmente arbitrarios son la demarcación sobre el desierto queMarcando terreno presenta, o la carta en la que Denis Hope (“The Head Cheese”) otorga a Kameya una parte del satélite de la Tierra. En ser concientes de lo artificial de estas “fronteras”, nos dice el texto curatorial, radica la “libertad” de los individuos. Vale señalar además que el cuestionamiento de convenciones está también detrás de la propuesta estética de los artistas. Métodos artísticos como el collage, la apropiación e intervención de imágenes, la autoría colectiva, o el empleo de “artes menores” como el dibujo o la caricatura son posturas críticas con respecto a las fronteras del arte más convencional.

Como mencionamos líneas arriba, claridad conceptual y unidad formal son dos logros de La última frontera. Estos mismos logros devienen en problemas, sin embargo, cuando por momentos la conceptualización avasalla demasiado a las imágenes, como si estas fuesen correctas ilustraciones de un guión, pero guardasen por sí mismas pocas sorpresas o desvíos. Hay cierta debilidad en algunas imágenes; cierta dependencia además con respecto de discursos ya recurrentes en la producción artística reciente. “Constelaciones de imágenes”, “rizomas”, “no-lugares”, críticas a la idea de nación moderna, etc. son tópicos a los cuales se apela con relativa facilidad en exposiciones en Lima. Tales conceptos son ricos, pero solo en la medida en que se problematicen con imágenes autónomas, que sean capaces de dialectizar con los conceptos en lugar de seguirlos al pie de la letra.

En ese sentido, La última fronteraresulta desigual. Pocas sorpresas guardan los textos dispersos de Rizoma terráqueo, o los esquemáticos dibujos de Tierra de posibilidad y las series similares. Del mismo modo, las contadas referencias al territorio peruano –a La Oroya o a la retórica de Alan García– se sienten leves, poco problematizadas para una muestra conceptual como esta. Marcando territorio termina siendo de las obras más logradas, por ser poco evidente y sí muy irónica, y por la cuidada composición de esta serie de fotografías. Baste pensar en un proyecto anterior como Perú profundo (2011) de la propia Martínez Garay para recordar que una imagen visualmente poderosa puede ser usada para complejizar y hacer más rico un concepto (“geopolítica”, por ejemplo), y no solo para ilustrarlo.

La exposición, con sus riesgos y virtudes, merece una atenta mirada, no solo por sus obras, sino también por su inusual articulación colectiva.

Lugar: Galería Corriente Alterna – Diseño, ubicada en Atahualpa 390, Miraflores

Fechas: del 25 de enero al 25 de febrero de 2012

Horarios: lunes a viernes de 10 am. a 6 pm. / sábado de 9 am. a 12 m.

Artistas: Arturo Kameya, Claudia Martínez Garay, Gianfranco Piazzini, Stefania Polo

- – - – - – - – - – - – - – - – - – - – - – - -

Horacio Ramos es filósofo e investigador en el Museo de Arte de Lima.


Escrito por


Publicado en