Del capricho al disparate [Salvador Dalí]
De los Caprichos de Goya, serie de 80 grabados publicados hacia finales del siglo XVIII, resaltaba en su tiempo, y resalta aún, su carácter satírico, su crítica de la nobleza y el clero. Sin embargo, me parece relevante resaltar, en este contexto, que esta serie de grabados fue pensada por el autor originalmente como Sueños.
Goya cayó gravemente enfermo a sus 47 años, y sufrió una gran crisis a raíz de la experiencia y de la sordera que esta le dejó. Después de este trágico episodio, su obra adquirió no solo una nueva profundidad y riqueza en su lenguaje, sino que también se volvió manifiesto el desencanto de Goya hacia la humanidad, el escepticismo de este sobre la posibilidad de cambio en los hombres, fruto de su abandono de los ideales de la Ilustración. En esta obra se desarrolla una visión muy personal e intensa, habiendo dejado de lado los trabajos por encargo y expresándose libremente sobre la sociedad de su época, llena de vicios y carente de ideales.
Dalí toma precisamente estos grabados, y no los Disparates, que se prestan de modo más obvio al surrealismo, para su intervención.
Me parece que plantear el encuentro que se da entre los dos artistas como un tránsito “del capricho al disparate” no es muy iluminador. Los Disparates de Goya efectivamente tienen un carácter onírico, fantástico y grotesco, pero el plantear el tránsito de este modo disminuye, me parece, la apropiación que hace Dalí de estos grabados. Su trabajo no es una síntesis de estos dos trabajos de Goya, sino que va más allá.
En primer lugar, Dalí deja de lado totalmente la crítica social de Goya, inundando los grabados de elementos surrealistas, pero sin que las imágenes que Goya nos propone se ahoguen.
Saca el potencial surrealista de esta obra, sea de la primera parte de grabados más realista y satírica, sea de la segunda, ya más cerca de la fantasía y de lo absurdo. Los elementos fabulosos y absurdos ya están presentes en muchos de los grabados; sin embargo, Dalí transforma totalmente muchas de las imágenes, no solo respecto a su sentido –que en muchos casos anula– , sino como fenómeno visual. El solo impacto que puede tener el uso de color en las imágenes, sumándose a este la elaboración de la perspectiva y de los fondos, la “dalinización” de las figuras, la superposición, la inclusión de figuras totalmente nuevas o de grafismos obscenos en los grabados revoluciona la percepción que tenemos de ellos.
El carácter crítico que, en su momento, importó y además le causó tantos problemas a Goya, desaparece por completo aquí, saliendo a relucir lo que tal vez era en su contexto menos evidente.
Volviendo a lo que dije en un inicio, debo decir que me parece más provechoso utilizar la noción de sueño que la de disparate, retomando la idea original de Goya, pero a la vez distanciándonos un poco de su obra, especialmente de la que influenció en modo más obvio al surrealismo.
Estos sueños son dignos de ser vistos y, me atrevería a decir, que también son dignos de Freud.
Hay disponible en el CCPUCP una publicación con todos los grabados de la muestra aunque, lamentablemente, no contiene los grabados originales de Goya que tan acertadamente se encuentran en la sala de exposición.
Lugar: Galería Centro Cultural PUCP, Av. Camino Real 1075 San IsidroFechas: Del 28 de marzo al 27 de mayo del 2012
Horario: de lunes a domingo de 10 am a 10 pm.
---------------------------------
Vera Salazar es estudiante de filosofía de la PUCP.